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Según las tradiciones, existen diferentes fechas para la colocación de los altares que rinden honor a los difuntos, aunque el Día de Muertos se realiza del 31 de octubre al 2 de noviembre, las ofrendas comienzan a colocarse el 28 de este mes.

De acuerdo con historiadores, el 28 de octubre está destinado a quienes fallecieron por algún accidente; el 29, a “los angelitos“: niños que murieron sin recibir el bautismo y se supone que están en el limbo, mismo que fue eliminado en 2007 por el Papa Benedicto XVI.

El 30 está destinado a las mujeres que murieron en parto, quienes según la tradición se fueron directamente al cielo y comparten el día con los  personas de la tercera edad; mientras que el 31 se pone ofrenda para los que fallecieron en circunstancias trágicas, pero provocadas por los seres humanos como homicidios y atentados. Aunque en los últimos años también se recuerda a las personas que se suicidaron.

En tanto, el 1 de noviembre es día de Todos los Santos, se celebra a los difuntos de mucho apego sin importar la edad y a quienes se les conoce con su onomástico, ya que recibieron el bautismo. Para entonces, los altares ya debieron de colocarse, pues el 2 de noviembre  –Dia de Muertos o de los Fieles Difuntos–  sigue la fiesta cuando los vivos pueden consumir los alimentos que se colocaron. 

Cabe mencionar que existen zonas indígenas en las que dicha celebración se lleva a cabo del 25 al 30 de octubre así como del 1 al 3 de noviembre, incluso llega a extenderse todo el penúltimo mes del año, como en el caso de los chontales de Tabasco.

La ofrenda es una manera de dar atención y servicio a los muertos, quienes obtienen conciencia de que no han sido olvidados, y de que aún viven en la memoria de sus seres queridos.

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