EDITORIAL
La simiente que dio origen a El Informante, medio de comunicación que este día inicia su labor como espacio informativo, de crítica, debate y opinión, es el genuino interés de un grupo de periodistas que, sensibles al descontento de la sociedad por los enfoques informativos que los medios tradicionales presentan, se lanzó a la mayúscula, pero apasionante tarea de cimentar un medio de comunicación ajeno al estereotipo.
Así que, en El Informante, usted, apreciable lector, seguidor y a su vez informante de lo que ocurre en su entorno, colonia, escuela y centro de trabajo, no encontrará aquellas notas carentes de veracidad e investigación que, por ejemplo, se encuentran cotidianamente en el que presume ser el periódico líder de Puebla, aquel que tiene sus oficinas a unos metros de la catedral de la Angelópolis y que asegura ser tan brillante como el sol, pero que no acepta su ocaso y opacidad. En El Informante, claro está, tampoco encontrará los comentarios bonitos, maquillados y sin peso que emiten los presentadores de algunas televisoras locales, que solamente transmiten aquello que es afín a sus intereses. Por supuesto, mucho menos hallará parentesco entre nuestro estilo de informar y el que desde hace casi treinta años presenta “El señor de los buenos días”, quien con su estilo arcaico, plagoso y desfasado de la actualidad, ha provocado que el otrora leal radioescucha hoy sea un receptor dispuesto a buscar una variedad de opciones que puedan satisfacer sus necesidades informativas.
Pero lo más importante, estimado, sapiente y crítico lector, es que en El Informante usted descubrirá noticias objetivas, investigación a fondo, debate y también un espacio creado por ciudadanos informados que no tienen otra misión sino informar y con ello aportar a una sociedad que demanda la verdad.
Septiembre 2018